Entre a cruz, os gritos e a tribuna - a travessia da Liberdade de Expressão

Abstract

Los escritos que aquí se presentan abordan la libertad de expresión como principio estructurante de la democracia, con especial atención a su constitución histórica, a sus reconfiguraciones contemporáneas y a su actuación en el ámbito parlamentario. Se adopta un enfoque histórico-filosófico e institucional, sustentado en el método macrofilosófico propuesto por Gonçal Mayos, buscando comprender los sentidos y desplazamientos de este derecho a la luz de las transformaciones culturales, tecnológicas y simbólicas que atraviesan la vida política. En el recorrido histórico, se parte de la consolidación de la libertad de expresión como conquista civilizatoria forjada en el seno de las luchas contra el dogmatismo religioso y político, con raíces en la Reforma Protestante y en la Ilustración, especialmente en las formulaciones de John Locke, Jean-Jacques Rousseau y Voltaire, hasta su consagración como principio en los regímenes constitucionales y parlamentarios occidentales. La investigación retrocede a las matrices clásicas para comprender cómo la libertad de expresión se vinculó a los valores de la razón pública, de la crítica y de la autonomía, revelándose desde temprano atravesada por tensiones entre universalidad y exclusión. El estudio avanza hacia el análisis del parlamento como arena institucional de institucionalización del disenso, observando las disputas históricas entre el espíritu revolucionario jacobino y el institucionalismo reaccionario en la construcción de la palabra política como instrumento de representación. Se destaca la progresiva mediación del lenguaje parlamentario por lógicas de contención y performatividad, que desplazan el eje de la deliberación racional hacia la construcción simbólica de la autoridad política. En el contexto contemporáneo, el Parlamento preserva su función normativa, pero ve su centralidad simbólica y comunicativa disputar espacio con arenas digitales que moldean el ritmo, la forma y la intensidad del debate público. En estas arenas, el valor político de un acto o discurso no se mide únicamente por la coherencia del argumento, sino por su capacidad de movilizar afectos que, en el entorno conectado, se convierten en audiencia, conmoción, polémica y viralización. Se articulan los aportes de Hannah Arendt, Byung-Chul Han, Bernard Manin y, sobre todo, Chantal Mouffe, cuya concepción agonística de la democracia ofrece una clave interpretativa decisiva para comprender la libertad de expresión como práctica situada y esencialmente conflictiva. Así, lejos de representar un ideal pacificado, la libertad de expresión se configura como un campo permanentemente disputado, en el cual se enfrentan proyectos antagónicos de sociedad y distintas concepciones de legitimidad discursiva. Su efectiva realización, en el presente, exige más que garantías formales: requiere la preservación de las condiciones políticas y comunicacionales que permitan que el conflicto sea legítimo, evitando que se degrade en enemistad y asegurando que la palabra permanezca como un espacio vivo de disputa por la forma y el sentido del mundo común.